Las jornadas laborales flexibles pueden suponer beneficios tanto para el empleador como para el trabajador. Por una parte, el empleador puede usar este esquema para equiparar las jornadas laborales a las necesidades de trabajo reales y reducir la mano de obra durante los periodos de menor demanda, y al mismo tiempo, el trabajador se puede beneficiar de una mejor conciliación entre vida privada y profesional. 

En especial para los trabajadores de mayor edad, los horarios flexibles pueden suponer una forma de conciliación ya que pueden tener necesidades asistenciales o de tratamiento médico por problemas de salud. La incapacidad para hacer frente a estas exigencias puede conllevar un estrés y absentismo significativos. 

Algunos ejemplos de esquemas de trabajo flexibles son: 

• Esquemas Flexi-time, horas anualizadas, reparto o división del trabajo que permiten al trabajador una mejor conciliación de la vida profesional y privada;
• Trabajo a tiempo parcial, que ha demostrado ser útil en la transición a la jubilación; 
• Negociaciones flexibles de jubilación (ej. Jubilación parcial, combinación de la pensión parcial y el trabajo); y
• Teletrabajo, trabajando desde casa o desde una localización cercana para reducir el estrés relacionado con los traslados y ayudar a prevenir la fatiga y para garantizar tiempos de recuperación suficientes.